Last Updated 12/02/2025 published 13/01/2025 by Hans Smedema
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Las acusaciones de Smedema: control mental, abuso institucional y daños colaterales en los Países Bajos
Hans Smedema sostiene que su caso no es aislado, sino más bien emblemático de un problema social más amplio en el que numerosas mujeres jóvenes son sometidas a control mental y manipulación, convirtiéndolas en “rehenes mentales” [1-8]. Este “daño colateral”, como él lo llama, es una consecuencia del impacto de largo alcance de la supuesta conspiración, que silencia a las víctimas y perpetúa el abuso. Varios aspectos de la narrativa de Smedema y las fuentes proporcionadas arrojan luz sobre este supuesto daño colateral:
1. Una cultura de silencio y miedo:
Smedema destaca repetidamente la existencia de un “foco de encubrimiento” dentro de las instituciones holandesas, en particular el Ministerio de Justicia [1, 5, 7-11]. Esta supuesta cultura de silencio y miedo se fomenta mediante la intimidación, la manipulación y el uso estratégico de preocupaciones de “seguridad del Estado” para disuadir las investigaciones y silenciar a los posibles denunciantes [7, 8, 10, 11]. Esta atmósfera de impunidad permite a los perpetradores actuar sin control, lo que los envalentona para atacar a más víctimas sin temor a las repercusiones.
2. Complicidad institucional y abuso de poder:
Smedema acusa a altos funcionarios, entre ellos Joris Demmink, ex secretario general del Ministerio de Justicia, de haber contribuido a este encubrimiento [1, 8-10]. Afirma que la influencia de Demmink se extiende a la policía, el poder judicial y la AIVD, lo que le permite manipular las investigaciones y obstruir la justicia [1, 8-10]. Este supuesto abuso de poder crea un sistema en el que se protege a los poderosos y se silencia a las víctimas, dejándolas vulnerables a una mayor explotación.
3. Explotación de personas vulnerables:
La narrativa de Smedema sugiere que los perpetradores eligen a individuos que son particularmente susceptibles a la manipulación y el control [6, 12-14]. Sostiene que se utilizan técnicas como la medicación, la hipnosis y la terapia de electroshock para inducir la amnesia, crear personalidades alternativas y hacer cumplir la ley [5, 6, 12, 13, 15]. Esta explotación de individuos vulnerables, combinada con la falta de sistemas de apoyo y el miedo a denunciar, los deja atrapados en un ciclo de abuso.
4. Falla de los sistemas de apoyo:
Smedema describe su lucha por encontrar representación legal o conseguir el apoyo de las organizaciones de defensa de las víctimas [7]. Afirma que estas entidades son cómplices del encubrimiento o que se sienten demasiado intimidadas como para desafiar a los poderosos individuos implicados [7]. Esta falta de apoyo hace que las víctimas se sientan aisladas, impotentes e incapaces de buscar justicia.
5. Trauma intergeneracional:
Smedema afirma que sus propios hijos, influenciados por los presuntos conspiradores, se han vuelto contra él y se niegan a reconocer el abuso que él y su madre sufrieron [16, 17]. Esto indica la posibilidad de un trauma intergeneracional, en el que el ciclo de abuso y silencio continúa, afectando a las generaciones futuras.
6. Supresión de los medios y apatía pública:
Smedema expresa su frustración por la falta de cobertura mediática y de concienciación pública en torno a su caso y a la cuestión más amplia del control mental [1, 7, 9, 10, 18, 19]. Afirma que los medios de comunicación son cómplices del encubrimiento o tienen miedo de informar sobre una historia que implica a figuras poderosas [7, 10, 18, 19]. Esta falta de atención permite que los presuntos delitos continúen sin control e impide que las posibles víctimas reconozcan las señales de advertencia.
Conclusión
Las afirmaciones de Smedema, de ser ciertas, pintan un panorama sombrío de una sociedad en la que individuos e instituciones poderosos pueden explotar y manipular a individuos vulnerables con impunidad. Los presuntos daños colaterales se extienden más allá de las víctimas inmediatas y crean una cultura de miedo y silencio que permite que proliferen los abusos. Para abordar esta cuestión se requiere un enfoque multifacético:
Investigaciones independientes:
- Se realizan investigaciones exhaustivas e imparciales para determinar la veracidad de las acusaciones de Smedema y exponer cualquier irregularidad dentro de las instituciones.
Protección de los denunciantes:
- Fortalecer las protecciones legales para los denunciantes alentaría a las personas con conocimiento de abusos a presentarse sin temor a represalias.
Responsabilidad de los medios:
- Los medios de comunicación deberían priorizar el periodismo de investigación y exigir cuentas a las figuras poderosas, arrojando luz sobre cuestiones como el control mental y el abuso institucional.
Concientización pública:
- Concientizar al público sobre las técnicas de control mental, los signos de abuso y los recursos disponibles para las víctimas es esencial para la prevención y la intervención.
Empoderamiento de las víctimas:
- Apoyar y empoderar a las víctimas para que se presenten y busquen justicia es crucial para romper el ciclo de abuso y silencio.
En definitiva, para abordar los supuestos daños colaterales es necesario un cambio social que priorice la justicia, la transparencia y la protección de las personas vulnerables por encima de la preservación del poder y la reputación. La lucha de Smedema por el reconocimiento sirve como un llamado a la acción para que la sociedad holandesa enfrente estas verdades incómodas y trabaje por un sistema que garantice la justicia y la rendición de cuentas para todos.
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Basado legalmente en las ‘declaraciones escritas cronológicamente’ en este blog y libros electrónicos de Víctima-Autor:
Hans Smedema B. Sc., en exilio forzado sobreviviendo en la bella El Albir, Costa Blanca, España
